Pensamiento diferente
-¡me has engañado! ¡A mi familia! –Él estaba demasiado enojado
para escucharme pero aun así, me arrodillé frente a él para pedirle que me
escuchara –no pienso creer…
-juro decir la verdad
-¿Jaena… nunca existió? –me preguntó y subí mi cabeza para mirar
a sus ojos
-ella está muerta –mis ojos se aguaron en instantes y él me
observaba detenidamente. Se aleja de mí y se sienta sobre una mesa pequeña
respirando profundo, tratando de calmarse. Yo igual sequé mis lágrimas y así
arrodillado comencé a hablar
-Jaena… fue mi hermana. Ella quería encontrarse con el hombre
del que se había enamorado. Mi deber era cuidarla como hermano mayor, pero la
realidad es que éramos los mejores amigos. Cada vez que regresaba de esos encuentros
la veía muy feliz. Quería lo mejor para ella y por eso le permitía salir en las
noches. Se suponía que su caballero la iba a buscar, pero esa noche nunca
apareció.
La noche siguiente se fue en busca de él, sin avisarme. Ella
siempre esperaba que yo llegara a casa para luego irse, algo no me pareció bien
y salí en busca de Jaena. Me acerqué a los lugares que ella me mencionaba pero
no los encontré, empecé a preocuparme, pensando cosas terribles. Un grupo de
personas se reunieron en una calle y eso llamo mi atención, alguien había
resultado herido. La curiosidad me invadió y abrí un camino en medio de las
personas para ver mejor ¡Jaena! Ella estaba ahí tirada con una daga en medio de
su estomago.
-Jae…Jaena
-Jaejoong… perdóname… -ella no reacciona más y así muere en mis
brazos.
-ya no sigas –pronuncia
Yunho –no puedo creer que en esto se haya convertido mi noche de casamiento –mi
esposo regresa sus ropas a su cuerpo y se marcha de la habitación dejándome con
el alma desnuda. Al cerrar demuestra su rabia haciéndome sobresaltar con el
sonido fuerte de la puerta. Me quedé allí sentado llorando, con el corazón
destrozado, rogué muchas veces que él me entendiera y me aceptara pero nada
había sido así.
Pasada una hora solo percibía un silencio y salí en busca de mi
esposo, aunque fuese solo de ceremonia. Caminé por toda la casa y no lo
encontré. ¿Me había abandonado? ¿No regresaría más a casa? Él aun debe escuchar
que lo amo, que mi corazón lo necesita, salía por la puerta principal, me
coloqué los zapatos para ir en busca de él y al girar para emprender el camino,
mi caballero estaba regresando
-¡¿piensas huir sin pagar tu castigo?! –me habla
-yo… ¿a qué te refieres con castigo?
-te denunciaré, mañana mismo. Tu madre es igual de cómplice y
también me las pagará
-mi madre no tiene la culpa, solo yo –debía protegerla
-entonces… ¿fue tu idea? ¿Qué esperabas? Recibir el dinero por
este casamiento y luego que…
-Yunho… ¡te amo! –me arriesgué a confesarle y él se quedó en
silencio. Me miro unos segundos y avanza sus pasos para ingresar a la casa, yo
le seguía
-debes escuchar el resto, yo no he terminado –me ignoraba y
llegamos a la que era nuestra habitación y él toma en sus manos una frazada
extra que teníamos guardada con algunas cobijas
-solo éramos mi hermana y yo –de alguna forma se que él me escucha
–mi madre tenía miedo que fuera a la guerra, no quería quedarse sola –él aunque
no me mira se ha detenido a escucharme –soy lo único que le queda. Yo si pensé
en huir pero… ya no quiero hacerlo. Yunho… -él decide irse a dormir en la
habitación de al lado.
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Luego de llorar en silencio por más de dos horas pude dormir. Me
desperté muy temprano en la mañana y me levanté para hacerle algo de comer a mi
esposo. Él iría a su reunión de ministros en la mañana y quería cumplir con mi
obligación de cuidarlo, aunque eso no era una obligación para mí
-He preparado… -logró ver a Yunho vestido antes de que saliera
de casa a su trabajo
-no tengo hambre –me dice sin mirarme a los ojos –llegaré tarde
esta noche. No me esperes despierto
Tal como había dicho en la mañana, quizás no llegaría a casa
esta noche. ¿Dónde podrá estar? Aunque no quiera que me preocupe, no puedo
evitarlo… necesito verlo y asegurarme que está bien. Escuché el sonido de una
puerta deslizarse y sabía que él había llegado. Salí a encontrármelo y verlo me
entristeció aun más, olía a demasiado soju, sus mejillas estaban coloreadas y de
su ropa emanaba un perfume de mujer. Él había estado con una giseng y eso me
partió el alma en cuadros. No pude seguir frente a él y regresé a mi
habitación.
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La mañana de hoy no he salido a despedir a mi esposo. Anoche me
quedó clara su posición frente a nuestro casamiento. Esto ha sido un fracaso y
él me odia porque soy un hombre al igual que él. Para mí no fue fácil admitirlo
pero coloco mis sentimientos antes que la razón. La puerta de mi habitación se
desliza y le veo a Yunho entrar, mis ojos demostraban sorpresa ante ese hecho
-toma –me lanza una bolsa con monedas en su interior –compra lo
necesario para cenar esta noche –tras estas palabras se fue a su reunión.
Yunho… ¿quiere cenar conmigo? O ¿Es que estará planeando traer a
alguien a casa? Escogeré pensar que al menos desea comer conmigo, prefiero
pensar así. Salí al centro de la villa y noto que el lugar es muy bonito,
organizado y limpio. Me agradaba. Habían muchos caballeros que se detenían para
sonreírme y alabarme por ser hermoso, pensaba que mi esposo debería observar
eso, quizás así le pueda gustar
-¡cuidado! –gritó alguien en voz alta y cuando giré algo pesado
había caído sobre mi espalda que me hizo perder el equilibrio y caí al suelo.
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-¿don… dónde estoy? –pregunte al verme acostado sobre una
frazada en un lugar muy distinto al de mi casa. Sentía un terrible dolor en mi
espalda y me asusté al instante. Me levante lentamente por completo sintiendo
un mareo. Una señora de edad madura desliza la puerta
-¡omo! ¿Agashi está bien?
-¿Quién es usted? –me alejé y me preocupé
-algo pesado te ha caído esta mañana y te has desmayado. Hasta
ahora te despiertas
-¡¿Qué?! –miré por la ventana y era muy de noche, ¡Yunho! –yo…
debo irme, mi esposo…
-yo la acompañaré…
La mujer y su esposo caminaron conmigo hasta dejarme en la
puerta de mi casa, me despedía de ellos cuando mi esposo apareció frente a
nosotros
-¡omo! Lo sentimos –decía la pareja bajando la cabeza
-pero… ¿Qué ha pasado? –pregunta Yunho
-por nuestra culpa, la agashi se ha desmayado y hasta ahora
despierta
-¡¿Qué?!
-gracias por todo –les dije y les despedí –miré a mi esposo y
mire hacia abajo escondiendo mi dolor en la espalda y cabeza, seguí caminando
en dirección a mi habitación, quería descansar un poco más. Recordé que tenía
una pomada para el dolor y la destapé para aplicarla pero me era muy difícil y
sobre todo porque cualquier movimiento era torturador.
La puerta de mi habitación se desliza y Yunho me mira, se me
acerca y me arrebata la pomada de mis manos. Le sentía desatar los amarres de
mi camisón en la espalda y yo abría mis ojos de sorpresa aunque él no pudiera
verlos. Con mucha lentitud él me desnuda y mi camisón cae al suelo. Sus manos
retiran el cabello que caía y cubría media espalda
-¿es aquí donde está tu dolor? –sus dedos mojados de la pomada
tocan en el lugar preciso y me quejo. Asentí con mi rostro y él empieza a
masajearme, cerré mis ojos para relajarme y me estaba durmiendo, su sesión se
termina y al soltarme mi cuerpo adormilado cae sobre su pecho, si sus brazos no
me atrapan me hubiese caído al suelo. Giré mi cuerpo para agradecerle y
aprovechar que su atractivo rostro estaba a pocos centímetros del mío, me quedé
observándolo por varios minutos
-quería pedirte algo pero…
-¿Qué es? –le pregunté sin dejarlo terminar
-mañana harán una fiesta los ministros y todos irán con sus
esposas. ¿Podrías fingir que eres mi mujer? -¡no! “fingir” eso no podría
hacerlo, iré y seré tu linda esposa, esa que te volvía loco y con la que tres
días te parecían una eternidad para que te casaras
-claro que te acompañaré
-pero… ¿estás herido?
-para mañana estaré mejor. Lo prometo –mis ojos se estaban
perdiendo en los labios de Yunho, le deseaba besar pero él aun no me lo
permitía
-me voy –me dice alejándose de mí y le agarro del brazo
-que… que descanses –no quería dejarlo ir pero no le obligaría a
quererme, eso jamás. Me ganaré su amor.
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Con ese masaje que Yunho me dio anoche, dormí tranquilamente y hoy
prepararé el mejor vestido que traía en las valijas para verme hermoso ante sus
ojos, ese era mi único objetivo. Si le es difícil pensar en mí como hombre, por
lo menos con la figura de una mujer tal vez no le sea difícil.
Pronto se acercaba la hora de su llegada y terminaba de arreglar
mi cabello, aunque la verdad no supe que hizo mi madre en el días atrás mi
única solución fue dejarlo caer sobre mi espalda y hombros. Pensaba recibirlo
en la puerta pero preferí quedarme en la habitación, de alguna manera sabia que
él se acercaría
-ehh… Jae… voy a entrar –le escuché y acto seguido desliza la
puerta. Me mira y se queda en completo silencio, quiero pensar que me veo lindo
y que lo ha notado. Ante su mudez yo hablé
-me llamo Jaejoong –le recordé mi nombre y le sonreí
-¿podemos irnos?
-¿crees que me veo bien? –quise preguntarle
-tu… solo finge ser mi “adorable” esposa –me respondió algo
frio. Esperaba otra cosa pero tendré paciencia con él. O bueno antes de que me
denuncie como menciono un día atrás.
Esta vez no me ayudó a subir al caballo, ya no era tan cuidadoso
y se limitaba a su parte. Mis ganas de enamorarlo aun no terminaban y en ese
corto viaje logré mirarlo varias veces aunque él con su mano izquierda girara
mi rostro para que dejara de clavar mi mirada en sus ojos. Él me hacia reír con
ese gesto, era adorable. Al llegar a la casa, si me ayuda a bajar del caballo
puesto que había personas observando y atendiendo al llamado de “pretender ser
una pareja normal” regresó su personalidad caballerosa.
Entramos a la recepción principal, resulto ser un espacio bajo
techo pero al aire libre con una mesa larga y rectangular con muchos platos de
comidas encima y bien organizado. Mi esposo se sienta a mi lado y mientras él
compartía temas de conversación con los otros ministros yo le servía comida en
un plato
-toma –le dije entregándole el plato en la mano y él se
sorprendió al igual que los demás ministros que alabaron mi gesto de atención
-Yunho que afortunado –comenta uno de ellos –tu esposa además de
hermosa es atenta y cuida de tu salud
-ehh… si –mi caballero cortó de inmediato ese tema de
conversación y se dedica a comer, los demás hicimos lo mismo. Al terminar se
levanta y les pide a los demás que caminaran un poco dejándome allí solo.
Los minutos pasaron y empezaba a aburrirme, decidí caminar un
poco por el lugar y era una casa grande, más de lo que se puede percibir.
Ingresé a una habitación que llamó mi curiosidad. Tenía en su
interior algunos instrumentos musicales que pude reconocer como el gayageum con
cuerdas, algunas flautas y algunos tambores. Los tocaba con mucho cuidado
-¡NO! –Alguien me gritó acercándose a mí y retirando mi mano –tú
no puedes… -era uno de los ministros con los que se relacionaba mi esposo –lo
siento –me dice –pensé que podría ser una ladrona. Son muy valiosos estos aparatos
–él hombre me miraba de arriba hacia abajo y su aura no me gustaba
-yo… no debo estar aquí –me iba a retirar cuando su mano se
estira bloqueando mi salida y le miré a los ojos
-déjeme pasar –hablé con seriedad
-no quiero –con mis manos muevo su brazo y él se sorprende de la
fuerza que apliqué sobre él pero aun así me empujó para que no pudiera salir
haciendo que mi falda voluminosa se enredara con mis pies y perdiera el
equilibrio cayendo al instante. Aun no estaba del todo acostumbrado a estos
hanboks, al intentar levantarme ese hombre se echa encima mío y tratando de
alejarlo, en ese forcejeo uno de los instrumentos, el gayageum cae al suelo
partiéndose en dos.
-¡mira lo que has hecho! –ambos nos colocamos de pie
-me estaba defendiendo de usted
-¿sabes qué pasará si se enteran que hiciste esto? –Me quedé
callado –probablemente te maten, a menos que te ayude a buscar a otro culpable
-¿Qué? –no entendía de que me hablaba
-dame una noche contigo y nadie te culpará de esto –me decía
sonriendo con maldad y acercándose a mí
-¡jamás! Además soy casada –de algo debía servir el decir que mi
esposo era ministro aunque él lo sabía perfectamente
-casada o no casada, no me interesa. Eres hermosa y quiero
probarte –esperé que se me acercara un poco más para darle un golpe en su boca
y salir corriendo de la habitación. Corría mirando en dirección al lugar del
que salí para asegurarme que no me siguiera y sin esperarlo, me choqué con
alguien cayendo de nuevo al suelo
-lo siento, lo siento –le decía sin mirar a sus ojos
-ya, levántate –era Yunho
-¡deténganla! –Gritó el hombre que minutos antes me molestaba y
todos centraron su atención en nosotros –esta mujer quería robar el gayageum y
como no pudo lo ha partido en dos –todos se sorprendieron y miré a mi esposo
-no hice eso. Lo juro –le susurré
-cuida tus palabras Ministro, ella es mi esposa
-mis ojos la vieron
-¿Qué es lo que esperas con esa acusación? –pronuncio Yunho
-¡que responda!
-confiando en mi esposa, en que no lo hizo y solo para terminar
esta estúpida discusión pagaré por uno nuevo –todos se sorprenden. ¿Realmente
es así de costoso? -¿te das por satisfecho? –aunque el ministro no respondió,
los espectadores comentaron en aprobación a la idea de mi esposo y fue el fin
de la discusión. Yunho me toma de la mano y mientras caminamos se despedía de
todas las personas invitadas a la reunión. Entendía que era hora de irnos.
-¡¿Qué has hecho?! –Me hablaba desatando la cuerda que amarraba
al caballo -¡¿estás loco?! ¿No sabes lo costoso que es ese instrumento?... me vas
a arruinar
-pero yo…
-estoy muy molesto –me quedé en silencio. Subimos al caballo y
en todo el camino no me permitió hablar, quería contarle la verdad pero me
indicaba con su dedo índice en sus labios que no debía articular palabra.
Llegamos a casa y él corre hasta su habitación a encerrarse. No
quería quedarme con las palabras en la boca y me dirigí a su habitación
-¿puedo entrar?
-ahora no. Vete.
-¡quiero que me escuches! –le dije abriendo su puerta y viéndole
cambiarse sus hanboks elegantes por unos mas cómodos. Cuando entré su pecho
estaba desnudo y mis ojos se perdieron en esa piel que se percibía suave y
deseable de tocar. Le recorrí cada centímetro con las ganas de sentirlo
-¡¿Qué tanto me miras?! –me habla en tono alto
-yo… -mi corazón empezó a latir fuerte y me le acerqué como si
la atracción fuese inevitable –yo no he partido el gayageum –intenté
concentrarme en mi verdadero comentario
-ya el tema está cerrado
-él quiso abusar de mí y me defendí, en ese forcejeo se cayó el
instrumento
-¿Qué dijiste?
-dijo que le diera una noche para que no me acusara
-¡¿una noche?!
-yo… le parecí muy hermosa –sus ojos se fijaron en los míos
tratando de descubrir si le mentía –solo hay alguien al que le puedo dedicar
mis noches –mis manos finalmente tocan su pecho y acerco mi boca a la suya. Nos
quedamos así por varios minutos hasta que él me separa bruscamente sin decirme
nada
-me preguntaste si podía enamorarme de ti y lo hice Yunho… Te
amo –fui por el segundo intento de conectarme con su boca y esta vez duró un
poco más la unión. Me respondió por unos segundos recordando su forma de
acariciarme cuando creía que era mi hermana. Lo extrañaba. Cuando mi lengua
quiso sentir la de él, nuevamente me separa y me lleva del brazo hasta la
puerta para sacarme de la habitación
Era más de la media noche y mi mente solo reproducía esos pocos
segundos en los que mi boca toca la suya y sonreía como estúpido. Es que de
verdad lo amo, o eso parece ser lo que mi cuerpo siente cuando está cerca de
él. Su forma de defenderme fue encantadora y eso me enamoró aun más. No me
puedo dormir…
Salí a beber algo de agua y veo una vela encendida en la
habitación de mi esposo, ¿estará despierto? Me le acerco intentado escuchar
algo y percibo que da vueltas sobre la frazada. Atrevidamente entré y él me
observa con todas las ganas de gritarme pero llegué antes a sellar sus labios
con mi dedo índice
-yo… -debía tener una excusa –quería saber si estabas bien –fue
mi pobre comentario
-estoy bien –me responde quitando mi mano de su boca -Puedes
irte –mi cuerpo y mente me piden que actúe rápidamente y que tome riesgos
-no quiero irme –le dije y me lanzo encima besándolo por tercera
vez en ese mismo día. Él es muy fuerte y podía cargarme sobre su pecho sin
ningún problema, quería probar más de su boca dulce y labios gruesos. No pude
evitarlo e incluso mordía su labio inferior con mucha suavidad. Fue necesario
detenernos para mirar nuestros ojos y darnos cuenta de lo que hacíamos
-espera –él me dice
-has sido el único que ha probado mi boca –le confesé -No quiero
besar a nadie más. Lo juro –la sentí de nuevo siendo correspondido
completamente. Sus manos tocaban mi espalda y una corriente recorría todo mi
cuerpo. ¿Es posible que solo sus manos me hagan sentir tanto?
-Jaejoong –me detiene
-di mi nombre de nuevo. ¡Dilo! –le ordenaba con voz en susurro
-Jaejoong…
-Te amo –he perdido la cuenta de cuantas veces le he dicho esas
palabras pero es que no puedo guardarlas en mi interior. Debo explotar –hagamos
el amor esta noche –le sugerí volviendo a sus labios.
antes que otra casa mil disculpas por comentar hasta hoy, ya había leído el capitulo pera no había tenido tiempo para dejar el comentario.
ResponderEliminarla verdad no creo que YunHo sea capas de denunciar a Jae, el lo quiere, solo esta enojado.
me encanto como lo defiendo en la fiesta del tipo ese.
solo espero que acepte hacer el amor con JaeJoong.
gracias por el capitulo.
Jae fue directo al grano! y como negarle algo a ese hermoso angel! espero u Yunho se de cuenta que realmente ama a Jaejoong sin importarle nada
ResponderEliminargracias y espero con ansias el proximo cap :)
Esooo Jae, utiliza tooodas tus armas para lograr que Yunho ceda, porque de que siente algo por ti lo siente.
ResponderEliminarNo en vano acepta tus besos.
Jae ve con todo, al aceptar los besos quizá acepte lo que sigue.
ResponderEliminarWow!! Me encanta....Jae tiene que conquistarlo ahh! Bueno eso no debe de ser dificil...Yunho ya se habia enamorado de el...bueno y si el es hombre eso no quita nada ....Jae sigue siendo Hermoso mas que una mujer....no le va a costar mucho ¬¬ ....Me pregunto si Yunho caera ante esa proposicion...creo que aun es demasiado rapido para el....todavia no procesa que su adorada esposita sea espos..ito...
ResponderEliminarEspero que Jae logre conquistarlo^^
Gracias por tu fic....
Ahhh mi abuelita esta aqui y es tan anticuada...de verdad me dio risa uno de sus comentario...es muy catolica y habla sobre los mandamientos...y dijo 6to No fornicaras...es una broma no? se equivoco? yo no se mucho de eso yo soy atea...claro no lo sabe si no me da un sermon etrerno¬¬.....pero en serio esta esa clase de mandamiento por que entonces nuestra existencia es un "pecado" nuestra mera existencia sin ser nuestra culpa...jaja solo me dio risa....si ella supiera lo que leo...buaa!! yo he de ser satanas para ella....
En fin me desvie............
*Corro a leer el Cap 4**
Ay Por Duooos Jae si enamirado lo tienes ya nomas te falta que lo reconozca 😊😊😊 No me acordaba de que el viejo ese quiso abusar de Jae¡¡¡ jajaj "El alma en cuadritos" momento critico cuadriculado jajajja
ResponderEliminarWoooohh esoo jaee!!! Asi de hace!! Conquistalo es todo tuyo!!
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