Capitulo Diez

CAPITULO DIEZ

DOS SEMANAS DESPUES

YOOCHUN

Hoy era el gran día de la boda, terminé de colocar mi saco negro y revisé mi apariencia en el espejo por quinta vez. La puerta de mi habitación se abre viendo a mi tío vestido muy elegante con dos copas de vino en sus manos, me entrega una para brindar

-¡Wow!… como olvidar este vino…. -recordé que era el mismo del Duque Kang, le regalé una sonrisa de complicidad y él me explicó

-fue Seulgi quien me dio varias botellas, dijo que era tu regalo de boda -ese nombre me hizo recordarla, la había pasado muy bien pero era muy apresurado para decidir volver a buscarla -sé lo que estás pensando… y mi consejo es no… necesito que primero te concentres aquí

-pero…

-te conozco Yoochun, enviaré una cortesana para ti esta noche -no negaría que eso sonaba adecuado pero no era exactamente lo que quería -no es bueno apresurar las cosas, yo me casé muy joven y nunca fui feliz… luego conocí a la madre de Yunho y solo bastó un mes para sentir lo que es amar de verdad… lo que quiero decir es que no siempre estos matrimonios nos aseguran felicidad, tenemos un apellido que cuidar, una familia que preservar con lo mejor, aun así siempre tenemos nuevas oportunidades de conocer el amor

-aprecio tus palabras

-confió en que tú y Jaejoong tendrán una buena relación por el bien de todos -él miró a su reloj -vamos, es hora de ir a la catedral, eres tú quien debe esperar por el bello príncipe, pero primero debes saludar al pueblo, hay muchos espectadores que quieren ver a los futuros reyes. He preparado un bello caballo para ti

JAEJOONG

La esclava encargada de mi imagen arreglaba los últimos detalles de mi traje, una línea de plumas fue colocada sobre mi brazo derecho para resaltar mi estatus de príncipe, alguien tocó a la puerta y supe que se trataba de Yunho, le pedí a la esclava que nos diera un momento y al irse cerró la puerta de mi habitación

-¿Crees que me veo bien? -le pregunté recibiendo un escaneo doble de su mirada, esperé por una sonrisa pero en vez de eso su ceño era fruncido

-¡No! Debes usar una camisa que cubra tu pecho, no permitiré que salgas así cuando estamos en clima de invierno

-el saco no está completamente abierto ¡No seas exagerado! Además, eso arruinaría el estilo de mi traje -Yunho se dirigio a mi gabinete de ropa para buscar alguna prenda, en ese momento le toqué por su brazo para que se detuviera -solo estás…

-no quiero que te cases con él -me dijo con dolor en su voz, con sus brazos me acorralo frente al gabinete para que nuestras frentes se unieran -tú eres mío Jaejoong

-solo tuyo -le respondí, su beso en mis labios no tardó en llegar, un beso de necesidad mezclado con inseguridad -no dudes que te amo

-no es tan fácil -esperaba que con mi mirada él se tranquilizara, un par de minutos después su respiración era con normalidad -estás muy hermoso -él susurró para luego apreciar todo mi rostro

-quédate a mi lado todo el tiempo… -Yunho tomó mis manos para darles besos sueltos. Tocaron a la puerta y anunciaron que era momento de ir a la catedral para la ceremonia de casamiento. Después de un cálido beso fuimos al establo donde prepararían mi caballo en el cual saludaría a los asistentes del pueblo.

JUNSU

Luego de varios días de viaje, finalmente habíamos llegado al reino del sur, era muy temprano en la mañana cuando hacíamos entrada al reino y muchas personas comenzaban a abandonar la caravana. Max y yo nos quedamos en la plaza principal donde nos encontraríamos con un familiar de él. El lugar era precioso aunque empezaba a sentirse frio, el invierno estaría comenzando según algunas personas que lo comentaban en voz alta

-¿estás bien? -él me preguntó y yo asentí aunque mi rostro seguramente mostraba signos de cansancio -espera aquí con las valijas, iré a buscar a mi padrino -le sonreí y recibí de su parte un tierno beso en la mejilla. Le vi alejarse cruzando la calle, los minutos pasaron y fui sorprendido por muchas personas que de repente hicieron una línea sobre la calle en espera de algún ejercito… miré hacia dónde estaría Max quien tampoco podía cruzar la calle debido a la multitud de personas.

Luego pude ver unos guardias sobre los caballos marchando de forma organizada, escuché de algunas mujeres decir que el príncipe estaba cerca de pasar, efectivamente pasados unos minutos un caballo blanco a lo lejos llevaba sobre su lomo un príncipe vestido de negro.

Cuando mis ojos pudieron verle con mayor claridad supe de inmediato que se trataba de Park Yoochun… mi corazón latía a mil y para mi mala suerte su caballo se detuvo unos segundos en el espacio donde yo esperaba por Max, mientras saludó a las personas su mirada se encontró con la mía… su rostro lo dudó por unos segundos y luego prefirió saludar a las personas.

Yoochun lucía demasiado guapo, mucho más de lo que mi mente recordaba, siguió su camino y no tuve la valentía de volver a mirarle, di la espalda para evitar que los recuerdos de ese fugaz amor regresaran.

Max me amaba demasiado y yo estaba haciendo lo necesario para enamorarme de él, mi cariño por él había crecido en los últimos días lo cual me daba esperanza de que nuestro futuro si funcionaria.

-¡Junsu! -escuché su voz, me giré para darle un abrazo que le dejó un poco confuso

-logré asustarme un poco -le mentí y él parecía divertirse con mi comentario. Nuevamente las personas organizaron la línea en espera de una nueva caravana

-hoy es la boda de los príncipes -él me explicó -el príncipe del norte es quien ha saludado primero y parece que ahora es el turno del príncipe del sur -observé con atención a ese joven de edad similar a la mía, vestido completamente en color blanco luciendo brillante, es hermoso y con sonrisa encantadora… Yoochun le amará y le hará feliz… ellos estaban destinados desde siempre -vamos, he encontrado a mi padrino te mostraré la casa donde viviremos -tomamos las valijas de cada uno e iniciamos camino.

YOOCHUN

Creo que mi mente me ha jugado una mala pasada imaginando que esa persona que vi en la plaza pudiera ser Junsu, yo no podía seguir recordando a ese esclavo porque simplemente esa historia había terminado un par de meses atrás, hoy era el día de consolidar un nuevo futuro para mí y lo menos que debía suceder era pensar en… él…

Me concentré de nuevo en las personas para saludarles con una venia de respeto, a juzgar por las sonrisas de las mujeres yo lucia muy bien y parecía recibir apoyo de parte de todos, la catedral ya se podía ver desde mi distancia, pronto seria un hombre casado y con mayores responsabilidades, ocuparía el cargo de mi padre y trabajaría muy fuerte para ser un excelente rey.

Dentro de la catedral, personas con títulos importantes se hallaban sentadas en sus sillas en espera de nosotros los príncipes. Saludé a todos y me ubiqué frente al religioso, en espera de Kim Jaejoong.

Pocos minutos pasaron cuando la música anunciaba la entrada del príncipe del sur a la catedral. El vestía completamente blanco y con su cabello negro mostraba la hermosura que los dioses le habían otorgado, no pude evitar emocionarme al ver que él sería oficialmente mi esposo, delante de todos Kim Jaejoong es y será mi compañero de vida, quería odiar a Yunho de nuevo por atreverse a robarme su atención pero ese tema no merecía gastar más de mis esfuerzos. Su padre me entrega la mano de Jaejoong, la cual tomo con mucho cuidado y sonrió al verlo tan precioso en su traje blanco.

JAEJOONG

Después de una larga ceremonia, finalmente Park Yoochun y yo estábamos casados, éramos los nuevos reyes de ambos reinos y ahora caminábamos tomados de la mano hacia la entrada principal de la catedral. Todas las personas del pueblo estaban felices y nos deseaban lo mejor.

Yoochun me miró y supe que era el momento del beso. Me acerqué con delicadeza a su rostro para darle un quieto contacto de labios, sin embargo, saliéndose de todo el protocolo Yoochun me toma por la cintura para acercarme a su pecho y sin sutileza me planta un beso fuerte, mis ojos se abrieron ante su imprudencia y no tuve más remedio que sonreír a los espectadores.

Nos dirigimos al coche que nos pasearía por las calles como esposos, detrás del vehículo estaba Yunho con rostro molesto, serio y mirando hacia el frente. Era evidente su reacción por el beso que Yoochun me había dado, deseaba hablarle pero debía guardar mi compostura y simplemente subir al coche.

-lo hemos hecho bien -Yoochun me ofreció su mano y en vez de recibirla le golpee

-¡no tenías que besarme así! -él parecía disfrutar de su imprudencia

-está bien… tienes razón… pero… dile a Yunho que mejor se acostumbre a eso

-¡no volveré a besarte!

-hey!… no pasa nada -Yoochun intentó suavizar el ambiente conmigo -quiero que esto funcione, al menos para los demás -volvió a ofrecerme mi mano -seremos honestos siempre     

-yo tengo algunas condiciones -él simplemente cruzó sus brazos para escucharme hablar -solo besos sutiles y en caso de ser extremadamente necesario

-Ok

-no dormiremos en la misma habitación

-Ok

-Yunho estará bajo mi protección

-¡¿Qué?!... Ok

-no tomarás decisiones por mí, tendrás en cuenta mi opinión

-Ok

-nada más -finalmente yo extiendo mi mano para sellar el trato, Yoochun la aceptó y rápidamente me da un beso en el dorso -¡Yoochun!

-te ves realmente hermoso -se quiso excusar y me hace sonreír

-lo siento -fue mi turno de disculparme -no pude evitar enamorarme de Yunho… te debo una por aceptarnos

-aun no sé cómo mi tío me convenció  

-protegeré la imagen de este matrimonio, te doy mi palabra -le confesé, me relajé sobre el sillón para mirar hacia el paisaje mientras llegábamos al palacio.

JUNSU

En la casa del padrino de Max, disponíamos de una habitación grande donde viviríamos por un tiempo hasta encontrar algo mejor para los dos. Estaba muy contento con mi nueva vida, podía imaginar nuestro futuro, imaginaba tener hijos con él y una bella familia

-mañana comienzo a trabajar, es un consejero del gobierno, desea un líder para su equipo de seguridad

-¡wow!… eso suena muy bien -Max se acostó conmigo en la cama y yo le abrace en su lado derecho

-he hablado con mi padrino, su esposa es maestra y va a enseñarte a leer y escribir -yo me incliné para ver mejor a sus ojos -quiero ayudarte a cumplir uno de tus sueños

-Max… -él simplemente sonreía y yo ataqué su rosto con muchos besos -¡te quiero! ¡te quiero! -por un momento Max logra ubicarse sobre mí para cubrir todo mi cuerpo con el suyo, la pasión que inyectó fue lo suficientemente clara para conocer que me deseaba, abrí mis piernas para darle el permiso que requería.

Le vi quitar su camisa y pantalón con mucha rapidez para regresar a mi piel, su penetración comenzó lenta para adaptarme a su tamaño, pronto los movimientos fueron profundos y fuertes, le escuchaba gemir en mi oído y yo tocaba su cabello para establecer una cercanía… fue en cuestión de segundos en que mi mente se imaginó a Yoochun hacer lo mismo con su esposo, esas caricias de Yoochun que desequilibraban todo mi cuerpo en el pasado

-aahhh…. Ahahhhh -Changmin había alcanzado su orgasmo y no dejó de besarme hasta que yo hubiera descargado todo mi semen. Horas después mi amado dormía plácidamente en la cama mientras yo le observaba con ternura, rogaba a los cielos que nunca más él recordara a Minho… quería que solo me amase a mí.

YUNHO

Mis ojos no se apartaban de Jaejoong ni por un instante, esta noche lucia demasiado hermoso y su sonrisa para los invitados me decía lo feliz que se sentía, no de haberse casado con Yoochun pero si de haber conocido el amor conmigo

-felicitaciones -escuché la voz de mi padre y le miré para darle mi atención -me gusta mucho tu nuevo cargo, pero lo que más me agrada es saber que te quedaras en el reino del sur

-sé que ha sido tu idea, gracias… creo que es momento de disculparme

-quiero que seas feliz con Jaejoong, hacen una bella pareja -mi padre me tocó el hombro -si necesitas algo no dudes en decirme, para mí eres tu quien se casa con el príncipe así que quise darte un regalo -un sobre me fue entregado en las manos y dentro del mismo había algo metálico, lo abrí y se trataba de una llave

-pero…

-quiero asegurarme de que tengan un espacio para ustedes -le abracé con mucha fuerza porque estaba demasiado agradecido con su ayuda -parece que ya los reyes se van de la fiesta -observé a Jaejoong esperando por mí para irnos.

En el gran palacio Yoochun se despidió de nosotros para descansar en su habitación mientras yo tomé la mano de Jaejoong y le subí a un caballo para ir a la casa mágica. En el camino Jaejoong no dejaba de besarme y sonreír  

-ya quiero estar contigo -me susurraba y me divertía escucharle así -te ves muy guapo con ese uniforme, ¿podrías pedirle al caballo que galope más rápido?

-pronto llegaremos

-me encantas Yunho, quédate a mi lado siempre

-jamás me iré -su cabeza se recostó en mi hombro y seguí cabalgando unos minutos más hasta que finalmente teníamos la casa frente a nosotros. Jaejoong quiso apresurarse en entrar y le detengo por el estomago para hablarle a su oído -he… preparado algo especial

-de verdad….

-cierra tus ojos -ayudé a mi amado a caminar hasta llegar a la habitación -aun no los abras -había hecho un camino de flores con velas en los bordes que llegaban a un punto de la habitación, justo al lado de la cama donde yo me coloqué de pie para esperar a Jaejoong -espera un poco más -me coloqué una chaqueta color blanca con una flor roja en su bolsillo izquierdo

  

       

-Yunho… ya quiero verte

-está bien… puedes abrir los ojos -Jaejoong tomó un par de segundos para comprender que sucedía en la habitación -quiero que nosotros también tengamos una ceremonia especial ¿puedes acercarte a mí? -Jaejoong se fijó en el camino de flores y sonreía a cada paso acercándose a mí, retiré la flor de mi saco para mostrársela -esta flor representaría mi amor por ti, quiero entregártela como símbolo de que cuidaré de ti por el resto de mi vida, ¿Aceptas unirte a mí en cuerpo y en alma?  

-acepto

-también quiero entregarte esto -busqué una caja con bella decoración y se la entregué en sus manos, en cuanto ve su contenido negaba con su rostro el recibir mi obsequio

-es la daga de tu abuelo…

-te amo Jaejoong -mi amado dejó la caja sobre una silla para tomar mi mano e invitarme a la cama, nos sentamos en ella para comenzar con la sesión de besos porque la noche iba a ser corta para todo lo que íbamos a hacer.