Capitulo 12

Un Nuevo Reto

  

Mi corazón se detuvo en cuanto desataba a Junsu y escuché el sonido de un disparo. ¡Yunho! Fue lo primero que pensé y giré mi mirada hacia él. Yoochun protegió a mi esposo con su cuerpo y la bala le dio en su hombro derecho. Desaté rápido a mi amigo y él corrió hasta Yoochun. La reacción de Yunho fue rápida y atrapa a Seungri atando sus manos. Yo le pasé una cuerda y él le amarra, también se le colocó una tela que cubriera su boca. Corrí ahora hasta donde Junsu y él no podía creer que Yoochun estuviese inconsciente

-a… ayu… ayudame –me dice con voz temblorosa y como pudimos le ubicamos sobre un caballo, Junsu se sube y le ayudaba a mantener sobre su pecho debido a que no podía sostenerse

-iré al hospital –ellos se fueron y Yunho preparaba a la persona que llevaría a denunciar

-deberías agradecer que no te mato con mis propias manos –le dijo mi esposo mientras le obligaba a caminar. Me vi obligado a decirle a Yunho que él quiso violarme mientras estuve en la guerra. De todo lo que le conté había omitido esa parte, fue algo terrible de revivir en mi memoria y sabia que le haría daño saber algo así, pero debido a que necesitaba de su ayuda con Yoochun, tuve que decirle algo muy rápido.

Acompañé a mi esposo hasta la guardia real en donde vigilaron de Seungri en una celda. Su cubierta en la boca había sido removida y amenazaba en muchas ocasiones a Yunho

-mi padre es un mercader muy adinerado, ¿crees que no se vengara? –él comentaba

-nada vale más que la denuncia de un ministro, ¿no lo sabías?

-¿un ministro? –él no esperaba esa respuesta

-no tienes idea de lo que has hecho, te arrepentirás de haber tenido solo la idea de tocar a Jaejoong, pero sobretodo me pagarás el haberle disparado a Yoochun. Haré que te condenen al exilio, no sólo de esta villa o esta región, si no del país entero

-eso… ¡no es posible! No… no… no fue nada grave lo que hice

-quizás la muerte sea un premio para ti, mejor que sufras lo que te resta de vida

-¡nooo! ¡Espera! –mi esposo me toma de la mano y salimos en dirección a casa, él me quería llevar

-Yunho… yo quiero ir con Junsu. Él me necesita

-por favor dime ¿Qué pasó? –cambiamos la dirección de nuestra caminata e íbamos para el hospital, mientras llegábamos le conté sobre la verdadera forma en que conocí a Junsu y lo agradecido que estaba con él

-no vuelvas a omitir lo que haya pasado en tu vida –él me pide dándome un beso en la frente. Estábamos frente al hospital y me deja para él continuar con la denuncia formal a Seungri

Me adentré en el lugar y encontré a mi mejor amigo caminando de un lado hacia otro. Le llamé por su nombre y él se me acerca a pedirme un abrazo que no pude negar

-calma, todo estará bien

-sé que la bala no afectó mucho pero… me preocupa su reacción. Él ha perdido mucha sangre durante el viaje hasta aquí. Él…

-saldrá de esta. Él se recuperará

-me siento muy mal. Es la segunda vez que él sale herido por mi culpa

-¡Junsu! –llamé su atención para que no pensara más de esa forma

-tienes razón Jaejoong… yo no debo estar cerca de él, siempre le lastimo y también me lastimo yo

-¡doctor! –él anciano sale de la habitación y nos unimos a sus palabras

-he podido extraer la bala. Tardará unas semanas pero sobrevivirá –ambos suspiramos y sentimos alivio –creo que el paciente no se alimentaba bien, por favor denle mucha comida para que se recupere más rápido –asentimos y abrace de nuevo a Junsu

-es verdad que él… ¿no comía bien?

-Junsu –le dije mirando a sus ojos –si yo hubiese perdido a Yunho de la misma forma que tu, no podría probar un bocado de comida… debo reconocer que él… él te ama de verdad… él podría cuidarte y protegerte como yo deseo que alguien lo haga

-¿estás diciendo que…?

-¡perdóname Junsu! He sido un egoísta y mal amigo. Él es la persona que quieres en tu vida y no puedo prohibírtelo. ¿Me perdonas?

-gracias por aliviar mi corazón –le sonreí. Solo hasta ahora puedo ver las cosas de diferente manera

-él caballero está despertando –nos interrumpe un chico que ayudó al doctor en su intervención

-voy a entrar –me dice Junsu y le sonrío

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Luego de saludar a Yoochun y agradecerle por haberle salvado la vida a Yunho regresé a casa en espera de mi esposo, le serví la cena y comimos en silencio en compañía de sus demás familiares. Luego nos dirigimos a nuestra habitación

-Seungri será exiliado del país –me comenta cambiando sus ropas por unas más cómodas –ya no nos molestará su presencia   

-eso es algo bueno –le sonreí -¿quieres venir ya? –me refería a que se uniera conmigo en la frazada y él lo hace

-¿te pasa algo? –quería abrazarlo. Solo quería estar rodeado de su calor y sentirme protegido –Jaejoong –él quería saber que me pasaba

-me asusté de saber que tu habías sido alcanzado por la bala. No deseo que nada malo te pase, quiero que siempre estés sano y feliz para mí

-no me pasó nada –él me lo recuerda y me abraza con fuerza dándome un beso en la frente y jugando un poco con algunos mechones de mi cabello -¿no crees que… Yoochun realmente ha cambiado?

-ya le dije a Junsu que aceptaba a tu primo

-¡¿de verdad?! –Él se sorprende – ¿sabes? Iba a tratar de convencerte de otra forma –le miré y vi sus intenciones en la mirada, le di un corto beso en la mejilla y sonreía -serias un padre muy exigente y protector –agrega a sus palabras y me retiro de su pecho

-¿Qué dijiste?

-Jaejoong… yo… no quise decir nada

-¡sabes que odio ese tema!... los hijos, yo… no puedo darte hijos, si yo pudiera…

-¡no más! Ya hemos hablado sobre eso. No pasa nada, solo olvídalo –él trata de calmarme

-pero tu… yo sé que deseas tener… ¡no puedo Yunho! ¡No puedo! –me salí de la habitación para poder llorar con fuerza. Me dolía que no pudiera llenar la vida de mi esposo por mi condición. No podía darle lo que él más anhelaba en este momento, me asustaba que una mujer me robara su amor, su atención… así no podía competir

-por favor, regresa –él me encontró y me dejé llevar de sus brazos a la frazada. Él sabía que había llorado pero no me preguntó nada. Me acosté dándole mi espalda y sus manos cubrieron mi cintura para que pudiéramos dormir así de unidos.  

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Yoochun no esperó las semanas completas para su recuperación, en cuanto pudo salir del hospital pidió a su familia ayuda para organizar el casamiento con Junsu. Él no quería alargar más el tiempo de unión con mi mejor amigo. Él me agradeció que le haya dado su aprobación y realmente le creía su amor. Ellos eran muy felices y algunas veces me culpaba de haberlos interrumpido.

La celebración se dio en casa de Yoochun, a nadie le pareció extraña una nueva unión de dos hombres. Aprendieron a aceptar a Yunho y a mí y ante el cambio de personalidad de Yoochun, todos aprobaron ese casamiento. La pareja se mostró muy sonriente aunque Junsu le había rogado esperar su recuperación definitiva. Mi amigo siempre le cuidó y caminaba dándole su mano de apoyo puesto que su hombro aun se movía con mucha lentitud y su equilibrio se veía un poco afectado. 

-deseo que sean muy felices –le dije a la pareja antes de que se fueran a vivir su romance. Todos los familiares nos quedamos celebrando y bailando

-¿aun estas enojado? –me dice mi esposo en mi oído

-si –le respondí y me iba a ir de su lado cuando él me atrapa enrollando mi cintura

-perdóname

-no

-me haces daño con tu indiferencia

-lo sé

-¡Jaejoong! –Nos fuimos fuera de la casa hacia un lugar más solitario –no me tortures más –me decía hablándome muy cerca de mi boca

-no me hables más de ese tema. Me duele que no pueda darte hijos

-te amo como eres –miro a sus ojos descubriendo la sinceridad de sus palabras y me dejo besar de Yunho. Tampoco me gustaba estar molesto con él pero haré un esfuerzo por olvidar ese tema.

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Junsu y Yoochun se tomaron cinco días para celebrar su unión, en cuanto regresaron a la villa fui el primero en ir a visitarlo y preguntarle cómo le había ido

-Jaejoong, nunca pensé ser tan feliz. Todo esto es gracias a ti

-¿Qué harán ahora?

-Yoochun pagará mis estudios de medicina, quiere cumplir mi deseo de ser un doctor y nos iremos a la capital

-¿me dejaras? –mi corazón dolía al pensar en esa separación de mi mejor amigo

-volveré Jaejoong. Estaremos allá mientras estudie y me gradúe

-te extrañaré muchísimo

-yo a ti –nos abrazamos y segundos después Yoochun aparece dándole un beso a Junsu en la mejilla y saludándome con una gran sonrisa en su rostro

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Esperé por mi esposo como siempre y en cuanto llega le sirvo la comida. Le entrego un par de palillos y disfrutamos de la cena

-Yunho…. ¿es necesario que nos mudemos?

-no quieres irte de la villa –negué con mi rostro

-deberíamos regresar a la casa que era solo para nosotros

-está bien, si eso es lo que quieres, eso haremos

-¿de verdad? –él asintió. Pensé todo el día que si nos mudábamos a otro lugar eso implicaba que debíamos conocer nuevas personas, en esta época pocos comprenden un amor como el nuestro. No podría contener nuevos insultos y en este lugar tenemos el consentimiento de todos

-estaba delicioso –Yunho termina la cena y yo recojo los tazones para llevarlos a la cocina. Al regresar encuentro a mi esposo saludando a unos familiares efusivamente, no los conocía y la mujer traía un bebe en sus brazos. Me acerqué lentamente

-hola –saludé

-Jia él es mi esposo –ella me sonrío y pareció aceptarme, se alegró de conocerme y nos presenta al padre de la criatura que cargaba –ella es mi prima –me explicaba Yunho –se fue hace tres años a la capital y hasta ahora la vuelvo a ver. Tu bebe está hermoso –mi esposo decía y le cargo jugando un poco con él, le miraba sonriente al ver esa faceta en él. Mis ojos se aguaron pensando en mi dolor y pido excusas para retirarme de la reunión.

Me acosté sobre la frazada y giré mi cuerpo para dejarle un espacio a Yunho, dejé caer unas lágrimas más y cerré mis ojos. Estaba casi dormido cuando siento los brazos de Yunho rodearme para dormir así de juntos.

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-hola buenos días –me saludó Jia. Ella venia a visitar a mi esposo pero él no se encontraba –aw!! –La mujer se lamentó –debo regresar a la capital mañana muy temprano, me dices en donde se encuentra –le entregue un papel con la dirección y ella me sonreía, era muy linda

-toma –me entrega el bebe -¿podrías cuidarlo por mi?

-¿Qué? Yo, no puedo… no sé

-¡por favor! No tardaré. ¡Gracias! –ella dio por entendido que si le cuidaría su hijo y se fue, me encontraba solo en casa y me quedé mirando al bebe. Solo deseaba que no llorara

Hice todo mi esfuerzo por dormir al bebe pero no lo logré. Revisé la valija que me entregó su madre y encontré algún muñeco que podía distraerle y se lo coloco cerca, él lo tocaba con mucho asombro y sonreía. Me sonreía a mí y disfrute mucho de ese momento. Jugué con él por varias horas y no me di cuenta de lo rápido que pasó el tiempo. Su madre apareció y me agradeció el haberle cuidado.

-¿no ha llorado? –me preguntó

-ni una sola vez

-¿le diste la leche que estaba en el vaso? –asentí y ella veía a su hijo –¡muy bien! Has hecho un buen trabajo. Creo que serás un buen padre

-¿de… de verdad?

-sí. Debo irme, me encanto conocerte

-por favor vive bien –le dije y ella se fue dejándome sus palabras en mi cabeza. Podría ser un buen padre…

  

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-Jaejoong vamos a dar un paseo hoy –me dice Yunho

-¡genial! ¿A dónde quieres ir?

-camina conmigo –entrelazamos nuestras manos y salimos de casa. Usamos un caballo, lo cual significaba que no era cerca el lugar, no pregunté más porque mi caballero no me quiso dar más detalles. Iba besándolo durante el camino por su mejilla y él me pedía que me detuviera. No le hice caso, estaba con muchas ganas de ser cariñoso esa noche

-es aquí –por estar besándolo no me fijé en el camino y en cuanto giro mi rostro para ver el lugar, le reconocí de inmediato

-pero… este lago –era el mismo en que nos besamos por primera vez, en donde él creyó que era Jaena. En donde yo me enamoré de él…

-subamos a un bote –le seguí sin pronunciar más y minutos después él remaba para alejarnos de la orilla, esta noche la luna no iluminaba mucho y solo las velas podían dejarnos ver el rostro

-creo que aquí no nos ve nadie –él comenta

-Yunho… ¿no crees que está muy oscuro?

-no. Está perfecto

-pero –él se me acerca ubicándose en mi frente tal como ese mismo día en que le besé

-recuerdas lo que te dije esa noche –asentí –fue aquí nuestro primer beso

-fue aquí donde me enamoré de ti –le confesé

-te amo, te amo, te amo… -nos besamos y nos abrazábamos con delicadeza. Nadie podía vernos y pronto mis manos se deslizaron por su espalda sintiendo su contacto a través de la tela

-Jaejoong –él me detiene y se queda cerca de mi rostro –por favor escúchame primero y luego hablas –asentí aceptando su condición. –ayer atraparon un hombre que vendía niños, varios de ellos fueron devueltos a sus padres y solo uno no tenia hogar. Lo están cuidando en el hospital y a mí me gustaría… me gustaría cuidarlo y darle educación. No puedo hacerlo solo, necesito de tu ayuda. Te necesito a mi lado como mi esposo que eres –él hace silencio y une su frente con la mía para jugar un poco con nuestras narices, yo estaba más embriagado por su boca y su olor que desprendía de su cuello

-dime…. Aceptas que cuidemos de ese niño… los dos

-Yunho… si eso deseas, acepto

-¡lo sabia! –él sonreía con mucha felicidad y volví a su boca para sentirla unida a la mía –espera –él me detiene y con un soplo apaga las cuatro velas que alumbraban el bote

-¿Qué haces? ¡No puedo ver casi!      

-vamos a hacer el amor aquí, te quiero ahora

-¡¿Qué?!

Yunho me sube mi hanbok largo y baja mi pantalón interior dejando por fuera mi sexualidad, la tocaba y acto seguido la lleva a su boca

-…mmmm… ohhh… Yunhoooo –me estaba despertando y lo logrará si sigue torturándome así. Su boca se concentra en mi parte inferior mojándome con su saliva. Era lo más delicioso que podía sentir. Su lengua me recorría de un lado hacia otro con rapidez y no podía evitar gritar de placer

-¡tómame ya! –le pude pedir y él se retira sus ropas. Masajeaba mi miembro y  se me acerca a mi boca para besarme de nuevo, quería comerme sus labios. Ahora él introducía uno de sus dedos por mi entrada, estaba preparándome para él y me ahogaba con los gemidos. Todo era oscuro, nadie podía vernos así que gritaba como quisiera

-Te quiero a ti –le pedía a mi esposo. Él se ubica encima de mí y me ayuda a subir las piernas para que hiciera su primera penetración. Hizo varias más y ya no podía parar, su cuerpo me necesitaba y se movía con rapidez y fuerza dentro de mí. Él tocaba mi punto de mayor placer y le pedía que siguiera con las embestidas

-eres… tan… caliente… mmm… Jaejoong… ohhh…

-¡más duro!… ¡más!... Yun… ho… más adentro –los sonidos de su miembro con mi trasero eran fuertes. Eso nos enloquecía más y bajó el ritmo a propósito para unirse a mí por varios segundos besándome, luego entraba y salía por completo. Él lo hacía para alargar el momento, pero luego su deseo feroz regresaba y me unía fuerte su cuerpo, el mismo que mis ojos veían moverse y deseaba que no se detuviera nunca. Le tocaba y me auto masajeaba

-Jaejoong… voy a… ohhh –sus palabras hacen que reaccione mi cuerpo y me vengo primero. Él sale de mi cuerpo y se auto masajea para derramar su liquido sobre mi vientre. Segundos después lo expulsa. Beso su miembro con suavidad limpiando su humedad y Yunho aun gritaba por el orgasmo que le había hecho sentir, su excitación se baja un poco y ya no estaba tan duro, pero él me pedía que le siguiera besando. Él se ubica encima de mí y le bese en su boca

-eres demasiado bueno –me dice y no suelta mis labios. Sus manos tocaban mi trasero para unirnos en el vientre y pronto sus ganas de mi fueron consumadas. Le bajo a la pasión del beso y termina abrazándome

-no te dejaré ir de mi lado nunca. Te amo –sonreía de sus palabras. Nuestro sexo le hacía ser un hombre demasiado posesivo y eso a mí me fascinaba. 

-quiero descansar en casa –le susurré y él me ayuda a vestir

Como siempre termino durmiendo en sus brazos, me acomodé de tal manera que en el caballo mi cabeza se apoyo en sus hombros y me quedé así hasta que él me despertó y me cargo hasta la habitación dejándome sobre la frazada.

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Han pasado dos días y Yunho y yo nos habíamos mudado para nuestra propia casa. Esa mañana estaba en espera de conocer el niño que cuidaríamos. Podría reconocer que mi corazón estaba nervioso, caminaba de un lado para el otro y pronto escucho la voz de mi esposo llamándome. Me apresuré a la entrada de la casa y él llevaba de la mano un niño de cinco años con un muñeco de tela en su mano

-dile hola a Jaejoong –le pide mi esposo sonriente

-hola eeung –fue tan hermoso su forma de decir mi nombre. Sonreí y me agache para estar a su nivel

-¿Cómo te llamas?

-Chang Min –su rostro tierno me conquistó de inmediato. Le amaré como mi propio hijo.